¿Control? Lanzar, lanzar y lanzar

Por Mario Martín Martín

Ariel Díaz

Ariel Díaz

Por lo que se apreció en la LIV Serie Nacional de Béisbol, y por el debilitamiento notorio de otros equipos, todo parece indicar que Ciego de Ávila, flamante campeón, pudiera tener todas las etiquetas de los «entendidos» para ser seleccionado como uno de los favoritos al cetro de la venidera lid.

No hay que ser muy ducho en la materia para llegar a la conclusión del poderío de Los Tigres para la próxima campaña, pues un conjunto que pueda alinear a Osvaldo Vázquez, Humberto Morales, Yorbis Borroto, Rubén Valdés, Luis Robert, Yoelvis Fiss y José Adolis García, entre otros, tiene potencial suficiente para aspirar al trono.

A lo anterior sumemos que de nuevo el pitcheo será un punto fuerte en la escuadra, con un Vladimir García ya recuperado, el estelar Yander Guevara, junto a Yennier Cano, hoy por hoy una de las principales promesas del pitcheo cubano.

Pero es en este aspecto de juego, precisamente, en el que debiera enfatizarse cuando aún faltan poco más de tres meses para el inicio de la LV Serie.

Es verdad que junto a esas tres figuras, hay otros serpentineros de reconocida calidad y posibilidades como son los casos de Osmar Carrero y Dachel Duquesne, a quienes deben agregarse tres jóvenes promesas del montículo: Ariel Díaz, Denis Castillo y Yunser Corrales.

Estos tres últimos, en la pasada campaña, trabajaron en 108 capítulos y otorgaron 72 boletos, es decir, unos seis por cada juego de nueve entradas. Y claro que este es un mal que abunda en la mayoría de los lanzadores bisoños, pero hay un detalle en el que no estaría mal hacer hincapié.

Adquirir un buen control no es trabajo de un entrenador de pitcheo. Este puede dar «recetas», proponer ejercicios y exigir en la preparación, pero es el pitcher el que debe interiorizar que ese es su mal y solo él podrá resolverlo.

Muchos casos abundan en la pelota cubana de tiradores con excepcionales cualidades, aunque nunca llegaron a dominar la zona de strike.

Y que me disculpen los técnicos, yo no debo hablar de aspectos teóricos ni de metodología para atacar ese mal de no pocos serpentineros cubanos, pero sí me valgo del aporte de mis casi 40 años de ver y escribir de béisbol. Soy categórico: lanzar, volver a lanzar y no cansarse de lanzar en los entrenamientos es la forma más efectiva de conseguir el control.

Porque, además, los brazos no se cuidan regulando el número de envíos, sino preparándolos para asumir cualquier contingencia. ¿O es que acaso los receptores —que no tienen días de descanso entre un partido y otro—, no efectúan más de 130 lanzamientos en cada juego?

Valdría preguntarse también el porqué son los jardineros los que más dolencias reportan en sus brazos. ¿No son ellos los que menos tiran para lograr 27 outs?

Juan Ealo, uno de los más grandes conocedores del béisbol cubano, recomendó a los lanzadores, para un mejor desempeño, el correr, correr y correr. A lo que yo agregaría: y lanzar, lanzar y lanzar.

Publicado el 20 May, 2015 en Béisbol Infantil y etiquetado en , , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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